jueves, 25 de marzo de 2010

¿Qué es una vacuna?



Existen vacunas para muchas de las enfermedades que podemos padecer. Muchas otras son el objetivo de investigadores de todo el mundo, como es el caso del SIDA o la malaria pero, ¿qué efectos tienen en nuestro cuerpo? ¿cómo actúan? ¿cuándo se utilizó la primera vacuna de la historia?

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Básicamente, una vacuna es una solución de antígenos que se inyecta en la sangre para provocar la reacción inmunológica del organismo. Es decir, una inyección de virus o bacterias muertos o muy débiles, de modo que no puedan infectar al organismo. Su presencia en la sangre activa los métodos de defensa del cuerpo humano, que los reconoce como peligrosos y desarrolla los anticuerpos necesarios para neutralizar y acabar con dichos organismos extraños. De este modo se desarrolla la "memoria inmunológica", que hace al organismo inmune, resistente, en caso de ser infectado más tarde por virus o bacterias capaces de hacer enfermar al ser humano.
Cada vacuna es específica de un tipo de enfermedad, incluso puede ser efectiva para un tipo de virus y completamente inútil para otra variante. Por ejemplo, existen vacunas para distintos tipos de gripe, como la gripe A, la gripe aviar, etc.


La primera vacuna de la historia
La primera vacuna de la historia se utilizó en el siglo XVIII, exactamente el año 1796. El investigador Edgard Jenner se cercioró de que entre la población rural era habitual contraer un tipo de viruela, la vacuna, mucho más leve que la humana, debido al contacto directo con las vacas, pero que tras pasar los síntomas de esta enfermedad las personas no enfermaban de la mortal viruela humana. "Yo no cogeré la viruela mala porque ya he cogido la de las vacas" oyó decir el investigador y médico a una de las lecheras de su pueblo.


Con estos datos en la mano, Jenner decidió administrar viruela vacuna a un niño, esperar a que se recuperara y posteriormente inyectarle la viruela humana para comprobar si se infectaba. El niño no contrajo la enfermedad, era inmune gracias a la inoculación previa de la viruela de la vaca. Su organismo, al haber sufrido con anterioridad la viruela vacuna había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatir la viruela humana.

Enfermedades bajo control
Muchas enfermedades habituales en el pasado se han controlado e incluso eliminado gracias al uso de vacunas. Es el caso de el sarampión o la varicela las cuales, a pesar de seguir afectando a la población (sobre todo infantil) están totalmente controladas. Sin embargo, otras muchas enfermedades están muy extendidas, son mortales y no tienen una vacuna desarrollada.


El ejemplo más claro es el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), más conocido como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), enfermedad que afecta a más de 30 millones de personas en todo el mundo y que provoca alrededor de dos millones de muertes cada año. Algunos países como Suazilandia tienen tasas de población sidosa del 30 por ciento, lo que, unido a otros factores, hace que este país tenga la esperanza de vida más baja del mundo, 47 años, según datos de la Agencia Central de Inteligencia americana (CIA).

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